Durante el siglo XIX Europa vive la restauración política anti-racionalista y anti-ilustrado.
Como pensamiento
característico de esta época destaca el liberalismo, un sistema filosófico
social y económico y de acción política que promueve las libertades civiles y
el máximo limite al poder coactivo de los gobiernos sobre las personas, se
opone a cualquier forma de despotismo y es la doctrina donde se fundamenta el gobierno representativo y la democracia
parlamentaria, sus características principales son:
El individualismo; la
libertad como un derecho inviolable, cuyo único limite consiste en la libertad
de los demás y debe consistir en una garantía frente a la intromisión del
gobierno en la vida de los individuos.
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